La imitación

Lucía no sabía imitar, los años pasaban y seguía sin saber hacerlo. Era un objetivo más de la interminable lista que había que cumplir para pasar a otra cosa. Siempre recordamos los dos o tres folios grapados en los que ponía los objetivos a cumplir… En su paso por Atención Temprana y en infantil era así. De pronto, sabías todo lo que tenías que ir haciendo hasta conseguirlo y pasar con satisfacción a otra cosa.

Muchos de esos objetivos se cumplieron rápido (señalar, responder a su nombre, mirar a los ojos, pedir, etc) otros tardaron tiempo, incluso años, y otros aún no han llegado aunque nunca perdemos la esperanza.

El proceso de imitar ha sido largo y laborioso pero a la vez curioso. Un bebé, con apenas meses, aprende por imitación. Puede imitar tu voz, tus canciones, tus juegos. A Lucía hemos tenído que enseñárselo,como otras cosas, pero lo hemos conseguido. Solo hay que verla cuando está frente a Marcos y cuando hacemos dictados o dibujamos.

Es un gran paso que hay que aprovechar y que solo conviviendo con la diversidad puede ser funcional y positivo.

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