Odio el autismo

Totalmente de acuerdo con esta mamá, una putada, ¡sí señora!
Desde el blog de «Madrereciente» http://blogs.20minutos.es/madrereciente/2014/05/08/odio-el-autismo/:

Os aseguro que respeto por completo pero que no entiendo en absoluto a aquellos padres y familiares de personas con autismo que, tras saber el diagnóstico, defienden que el autismo les hace “angelitos”, “especiales”, “personas sin maldad” y que buscan las ventajas que supone esa condición: su atención a los detalles, su concentración, su falta de dobleces. Dicen que estos niños son “una bendición”.

Recuerdo un foro en el que había un buen debate montado sobre si se quitarías el autismo de tu hijo si pudieras. Muchos padres decían que no lo harían, que sería cambiar a sus hijos, no quererles como son, asumiendo que el autismo es lo que son.

Si por algo daría yo todo lo que tengo sin dudarlo: mi salud, mi patrimonio entero, mi felicidad, mi vida, sería por una cura real y efectiva del autismo. Que ya sé que no la hay ni la habrá ni me dedico a perseguir cantos de sirena o soñar con ello, no os confundáis.

Lo cierto es que tal vez sí pueda entenderlo en el caso de aquellas personas con autismo de alto funcionamiento o asperger. Para la gran mayoría de los afectados, para los que el autismo resulta altamente incapacitante, el autismo es una putada. Así, con todas las letras.

Además, ese modo de pensar y defender a las personas con autismo, loando las bondades que otorga esa condición, me parece que pone la etiqueta por delante de la persona, que es algo que muchos queremos evitar.

Jaime es un niño al que le gusta trepar, cariñoso, de risa fácil, con muy buen carácter, flexible, loco por trepar y escalar, al que le encantan las galletas de chocolate y ocasionalmente hacer travesuras para llamar nuestra atención. Y además tiene un trastorno del desarrollo que le dificulta muchísimo comunicarse, que le ha robado el juego y la imitación como vías de aprendizaje y le hará dependiente toda su vida.

Y como Jaime están Antonio, Andrés, Marina, Miguel Ángel… Cada uno con su propia personalidad, gustos y aficiones. Y todos ellos con autismo, pero con diferentes manifestaciones de la autismo que les limitan en mayor o menor medida.

Sus maestros, sus terapeutas, sus padres… luchamos día a día para reducir los efectos del autismo en ellos, para que sean más autónomos y tengan mejores recursos para moverse por el mundo.

No, no es ninguna bendición. No hay ventajas que yo sea capaz de ver.

Habrá quien me diga que ese sentimiento indica que no he completado el proceso de aceptación. No lo creo la verdad. Es simplemente no quere mentirme a mí misma. Pese al título de este post no hay ira en nuestro día a día. Nos esforzamos por avanzar felices por la vida y amamos al hijo que tenemos tal y como es.

Ese odio sordo al autismo y lo que le hace a millones de personas no es odiarle a él ni mucho menos.

Deja un comentario