Alvaro Girón es maestro y licenciado en Psicopedagogía, trabaja con chicos con asperger, hoy nos cuenta a través de su experiencia como hacen para resolver conflictos en diferentes situaciones.
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RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
A lo largo de nuestra vida nos encontramos ante situaciones que muchas veces no sabemos como afrontar o como solucionar, momentos en los que tenemos que tomar una decisión o incluso tenemos callar lo que realmente pensamos o sentimos por miedo al qué dirán, o por miedo a hacer daño a la gente que queremos o que creemos que queremos. Puede sonar duro, eso de creer querer a alguien, pero nada más alejado de la realidad, todos tenemos personas a las que somos mas afines, el verdadero problema es que no hemos sido entrenados para marcar bien esos límites.
Desde pequeños, en el colegio, nos enfrentamos ante problemas a los que se les da una solución inmediata y concreta, es decir, sólo válida para ese conflicto y para ese momento, y sinceramente, creo que la educación debe ir mucho mas allá de eso.
Lo digo muchas veces y seguiré insistiendo en ello, damos demasiada importancia a que un niño aprenda a escribir, a leer, a sumar… Dejando de lado muchos aspectos del desarrollo vital de una persona, indispensables para el resto de su vida. La educación en valores, el respeto a las personas que nos rodean, el saber expresar lo que realmente sientes sin tener que menospreciar a nadie. Todo ello habría que trabajarlo más y desde un ambiente en el que el alumno pueda expresarse en libertad.
Para ello, creo que una buena iniciativa, puede ser la mesa de resolución de conflictos, un lugar destinado para que los propios chicos/as sean capaces de sentarse para solucionar los problemas del día a día, entrenemos el diálogo, y trabajemos desde las experiencias la empatía. Evidentemente, esto lleva unas pautas marcadas con anterioridad, tanto a alumnos, como a profesores que acompañan a los niños/as durante estas horas de auténtica libertad de sentimientos. Las pautas, también son apoyos por una tercera persona, bien sea un compañero-tutor o un maestro.
Siempre se habla de partir de las experiencias previas de nuestro alumnado, y que como mejor se forjan los aprendizajes es viviéndolos, por lo tanto, intentemos aprovechar todos estos momentos de ocio, en el que nuestros chicos/as se expresan tal y como son: lloran, ríen, se enamoran o incluso crean lazos amistades que duran de por vida. Esto es partir de la realidad, esto es la vida y nosotros estamos aquí para ayudarles a desarrollar todas sus capacidades, no para cortar alas. Por lo tanto dejen a los niños/as soñar.
“Todos queremos ser felices, pero el camino para llegar a esa felicidad no es para todos el mismo”
Álvaro Girón Martín. http://creerparaaprender.com