-¡Hola Lucía!
-¡Hola Cristián!
-¿Cómo estás, Lucía?
-¡Contenta! (sonríe)
-¡Adios, Lucía!
-¡Adios, Cristián!
Esta es la conversación de hace unos días en la puerta del antiguo colegio de Lucía con un excompañero del aula TEA.
Corta, concisa, sin más matices… pero preciosa.
Y dirán, ¡pero si esto es una tontería!
No lo es, las personas con autismo les cuesta relacionarse y demostrar sus sentimientos. La conversación se desarrolló con una sonrisa en la boca y surgió de la nada.
No lo es, esto es un avance.
Y, ¿ya está?
Sí, ya está.