Hablando desde el corazón

 He pedido a varias personas que hayan conocido a Lucía y conozcan nuestra trayectoria que hagan una entrada hablando de su experiencia. Creo que para otros papás que se encuentren en nuestra situación les va a venir muy bien… Esta es la primera de muchas más. ¡Muchas gracias Ana!

Es difícil describir las emociones que se sienten cuando trabajas en un aula con niños con autismo, llevo cinco años trabajando allí y todos los días me levanto pensando que es lo que va a suceder, porque siempre hay una anécdota que contar, cosas que compartir, tanto con los niños como con los otros profesionales que trabajamos con ellos a diario, es tan satisfactorio ver los progresos que van haciendo día a día, que te vas con una sonrisa en la boca prácticamente a diario.

Los alumnos del aula son totalmente diferentes, de ahí la importancia de individualizar el trabajo de cada uno de ellos, tienen características totalmente distintas, y aunque la metodología es común siempre hay que matizar muchas cosas. Una metodología muy exigente, que requiere un esfuerzo diario y disciplinado para que las cosas funcionen. Por eso es muy importante que haya muy buena coordinación entre todos.

Es bonito ver como cuando pasan a las aulas de referencia los compañeros se vuelcan totalmente, participan ayudándoles en todas las actividades,  cuando les llevan al panel de la agenda y les dicen lo que toca hacer, o cuando aparecen por la puerta y les hacen el signo de hola, lo hacen de una manera tan natural… son unos modelos perfectos. De ahí la importancia de la integración, es muy importante que sigamos trabajando por y para ello porque los modelos que aprenden en un colegio ordinario no los hay en otros.

Quiero destacar también el trato con las familias, diariamente nos contamos todo lo que les va acontenciendo a los niños, con los años se crean unos vínculos muy fuertes con cada uno de ellos, y una muy buena relación de confianza, este es uno de los aspectos que más me gusta de que el aula esté en escuela y no en cole, porque en la escuela pueden entrar al aula y puedes tener una relación más directa.

Es un trabajo apasionante, y duro en muchas ocasiones, a veces tengo que decir que te sientes perdido cuando intentas trabajar determinadas cosas y ves que no funciona, pero siempre encontramos el camino, trabajando codo a codo con mi compañera del aula y con los demás profesionales de la escuela.

Echo la vista atrás y veo a Lucía y a otros niños que han pasado por el aula , y pienso en como vinieron y como se van, en la mayoría de los casos se dan unos avances tan grandes que te sientes plena y feliz, por eso me encanta mi trabajo, y aunque a veces tengas momentos malos,  una sonrisa de Lucía, un abrazo de Carlos, una pregunta espontánea de Iván, una mirada de Rubén,….me hace irme a casa con ganas de volver al día siguiente y seguir disfrutando plenamente con todos ellos.

                                      Ana ( profesora de educación especial )

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