Corre, corre

Una niña corría por una calle oscura, no del todo, algunas farolas seguían luciendo una luz tenue y anaranjada.

Le dijo a sus amigas: «ahora vengo» y salió corriendo sin parar.

Tenía que llegar lo más rápido posible a su casa, despertar a su padre, decirle que corriera con ella y volver a donde estaba.

Su padre la escuchó correr, se levantó de la cama, se vistió deprisa y se fué con ella.La calle seguía oscura y silenciosa, solo se escuchaban los pasos de la niña y de su padre al correr.

Cuando llegaron al sitio donde la niña dejo a sus amigas, vieron un corro de gente. No sabían que pasaba,se acercaron y  dentro había un chico joven intentando que le devolviesen algo que le habían quitado. El chico se movía en medio de ese corro pidiendo por favor que se lo devolviesen. Nadie lo hacía, se reían una y otra vez y lo pasaban de unos a otros. El ruido de las carcajadas era cada vez más fuerte y los insultos también.

Para ellos era gracioso ver a ese chico nervioso, le acababan de diagnosticar una enfermedad mental llamada Esquizofrenia que ni siquiera sabían que era ni tenían intención, solo era gracioso y además mucho burlarse, mofarse, escupirle, echarle cosas por la cabeza, atarle unas latas a su moto, hacer sus necesidades encima de él etc etc etc

Hasta ese momento había sido amigo de muchos, habían visitado sus casas y compartido muchos momentos, a partir del diagnóstico ese chico no merecía seguir siendo amigo de nadie pero tampoco merecía el respeto de nadie, tampoco que se le tratase como a una persona, no merecía nada, ¿para qué?

A este chico se le estaba diciendo que no servía para nada y que a partir de aquel momento era basura, muy poca gente lo iba a querer o respetar como hasta ahora. Además de hacerle muchísimo daño así fue, cada vez menos gente se acercaría a él hasta quedarse completamente solo, por supuesto su familia y algún amigo siguieron con él.

Vivían en un pueblo pequeño, todos se conocían de vista, el chico necesitó ayuda y lejos de dársela cada vez se repetían más esas ocasiones por parte de unos pocos hasta que dejó de salir.

Se le negó seguir estudiando, se le negó todo, se le negó ser persona. No tuvo ni siquiera una oportunidad, no pudo defenderse, todo acabó hecho trizas.

Aquella niña que corría en busca de su padre era yo y el chico del que hablo es mi hermano, de esto han pasado muchos años pero ahora me enfrento a otra situación parecida, evidentemente no es igual porque el paso del tiempo ha hecho que muchas cosas avancen pero queda mucho por hacer.

Hace 6 años diagnostican a mi hija con tan solo 18 meses de autismo y entonces decidí hacer un blog para visibilizar, concienciar y que nunca nadie más tuviese que pasar por una situación parecida.

Por supuesto no es fácil, pero no porque no exista demasiada información, yo creo que todo esto depende de lo humano que sea la persona, de lo humano que sean los profesionales, de lo humanos que sean la sociedad. Si tenemos una sociedad implicada, si tenemos unos profesionales implicados, si tenemos un gobierno implicado y cumpliendo los derechos que tienen estas personas entonces todo cambiaría mucho.

Yo no pido más, tampoco pido menos, pido algo muy importante para mí, algo que cada vez estoy más convencida que es la clave de la inclusión, pido IMPLICACIÓN.

Si en aquel instituto en el que se le negó estar a mi hermano, si en aquel corro de adolescentes, si los padres desde pequeños les enseñamos esos valores, si aquellos padres que hicieron huelga para echar a Gloria del colegio, si, si si…

Vivimos en una sociedad que no acepta las diferencias, que prefiere a los «normales» , a los que no van a dar «problemas», que no se implica, que no hacen nada.

Son muy pocos los profesionales que de verdad lo hacen , son muy pocos los padres de otros niños «normales» los que se implican, son muy pocos los partidos políticos que de verdad se implican, en realidad son muy pocos los que creen y ejercen la inclusión, los derechos como personas que son y son muchos los que nos ven como estorbos o simplemente nos ignoran.

Yo no pude hacer nada por mi hermano pero sí puedo hacerlo ahora por mi hija y por otras personas con diversidad funcional. No quiero correr con mi hijo en busca de solucionar los problemas a Lucía. Prefiero no volver a correr más y que la sociedad se entere de una vez que ante todo,antes de nada está el RESPETO y que la inclusión existe si queremos que exista, si trabajamos entre todos, si empezamos a tratar las diferencias de forma normal, si empezamos a respetar a las personas simplemente como PERSONAS que son.

Yo seguiré luchando para que esto se cumpla, ¿y tú? ¿te vas a quedar de brazos cruzados?

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